La felicidad en sorbos
- 19-Enero-2023
- Carlos D. Santos Sánchez
El café y el mar
hacen del momento
una cita especial con mi cuerpo.
El viento acaricia
el rostro como un terciopelo,
y enlaza al alma un primoroso
cual un arrumaco de seda.
Las voces del claustro cósmico
sostienen el soplo
de la alegría, que viene de
todas partes, especialmente
de esa tinaja azul llena de agua
hechizada y salada.
La arena blanca… el
mar y el viento que me
llevan a todos lados,
montado sobre la utopía de un
paraíso hecho realidad.
Ahí junto al acantilado escuché la voz:
quieroloma. Cabalgando las
olas del mar quiero viajar
a las playas más bellas del mundo.
Conocer el sello de la tierra
cuya tricolor bandera
expone ¡Dios, patria y libertad!
Quiero tocar el cálido sol
con mi mirada y oler el
perfume de la naturaleza
mientras disfruto el canto
de la palmera.
Voy a probar
la piña colada, pisando la
arcillosa arena que me
toca la maraca en los oídos.
Llevaré el cándido deseo de sentir
el abrazo del mundo.
Un frasco para guardar tapado
el dulce sonido de las olas.
Y una pluma para pintar
sobre mi alma los colores del paisaje
de la tierra hermosa que engendró mi canto y mi sueño.
El relato de los años
tendrá un espléndido memorial
con el surco de lo vivido y cantado.
Y si soy
eterno, que esa eternidad
me abra las puertas para llevarme
un pedacito de este hermoso fragmento
de tiempo y espacio.
El primigenio recuerdo de los días
augustos… acompañado
de amigos, hermanos, hijos de mi patria
y ahijados de otras.
Iré por las llanuras
buscando el ombligo
de globo… y allí me tomaré
una copa de vino para
sentir la suavidad de sus encantos.
Abrazaré el bosque con una sonrisa,
veré el alma de las montañas con
mis propios ojos. Iré de pueblo en
pueblo, de campo en campo,
de montaña en montaña,
de río en río, de playa en playa cantando estos
versos de poeta enamorado de la tierra y sus frutos…
Junto al río nacerá la historia que contaré
A mis hijos y a mis nietos…
¡Les regalaré mi álbum de experiencias inolvidables,
Mientras tomo mi taza de café.
Pero seguiré andando, la aventura me llama
Veré los más recónditos
tesoros del país, guiado
por la ruta de la felicidad;
mirando por el lente de la esperanza
y conociéndome a mí mismo.
Y a las reacciones que emergen
de mi espíritu en cada espacio,
al ver cada huella de arte
del supremo creador.
No voy solo. Tengo una
primera, pero no última
cita con el universo…
llevo mi maleta, un par de versos
impresos en un libro,
voy tejiendo experiencias hermosas como Quieroloma,
ellos también me ayudarán a dibujar la ruta,
ruta que vuelve locos de felicidad
a aquellos seres que no conocen
el encanto del viaje y los ríos imantados.