Blog

  • Inicio
  • blog
  • El turismo religioso en La Vega, República Dominicana
--PUBLICIDAD--
Blog

El turismo religioso en La Vega, República Dominicana

Image

Se busca el acondicionamiento de los lugares sagrados para atraer parte del turismo nacional, creando una ruta estilo “Camino de Santiago” y fortalecer así la fe religiosa.

La Vega está ubicada en región norte y es una de las 32 provincias de República Dominicana. Es un pueblo tradicionalista, de una religiosidad poco comparable en las diversas regiones del país. Desde los primeros años de la colonia española un potentado donó en un cerro cercano, una capellanía de tierra a la Virgen de Las Mercedes, originándose en el lugar una Ermita destinada a su culto. Este culto está relacionado con un mito histórico creado por los conquistadores, para fortalecer su “ego de caballeros medievales” que participaban en una Cruzada contra los infieles que poblaban estas tierras. Su procedencia de la España católica, dominada por los Reyes Católicos, les permitía jugar con la fe y la credulidad de los demás. Y así, fue en este caso.

Peregrinos de toda la isla se mueven para venir a venerar a su “Santa Patrona” en la segunda quincena de cada septiembre de cada año. No ha importado la división de la isla en dos naciones diferentes, y los haitianos siguen viniendo en peregrinación año tras año.

Sin embargo, el culto local de mayor trascendencia no ha sido el de la Inmaculada Concepción, a cuyo nombre fue erigida la ciudad, sino una versión antiquísima española conocida como Nuestra Señora de La Antigua. Esta fiesta conmemorada el 15 de agosto, es la que más ha movido a las grandes masas, tanto populares como de las élites a través del tiempo. Había comenzado en la Villa de la Concepción, y tras su destrucción los pobladores trajeron su imagen y parafernalias para continuar su culto en el nuevo asentamiento. Pese a estar decaída y descuidada en los últimos años por el interés fallido de las actuales autoridades religiosas de imponer a la Inmaculada Concepción los días ocho de diciembre, aquella sigue vibrando en el alma del pueblo.

Ahora bien, el lugar religioso más emblemático del turismo religioso quizás sea hoy por hoy el Santo Cerro. Está considerado como el primer santuario mariano de América que rinde honor a La Virgen de las Mercedes. Un colono español donó una Capellanía de terreno para la virgen y para que se levantara allí una Ermita para su culto. Por ser punto de confluencia de los creyentes, fue creciendo en importancia, adquiriendo el nivel de Patrona de la Isla. A finales de la segunda mitad del siglo XIX (1890) fue terminado el templo actual de estilo románico construido por el maestro alarife santiagués Onofre de Lora. Esto fortaleció su importancia como Santuario Nacional.

Desde entonces la veneración a esta Virgen se hace el 24 de septiembre de cada año. “Se ha convertido en una tradición, y miles de devotos de diferentes partes del país y el mundo acuden en peregrinación desde el pueblo de La Vega hasta el santuario del Santo Cerro para venerarle y participar de esta fiesta religiosa” (Ministerio de Turismo, 2021)

En realidad, allí se ha querido recrear una especie de “Camino de Santiago”, logrando que el gobierno acondicionara y pavimentara los caminos que conducen hacia aquel templo. Antes de llegar al Santo Cerro, está el Monumento al Padre Fantino, piadoso sacerdote que aportó al crecimiento de este poblado. Con ello se la logrado declarar zona turística los sectores sur, sureste del santuario, elevando abusivamente los costos del terreno, por un lado. Por otro lado: se ha levantado una enorme cruz en la deriva norte del cerro, que bien iluminada durante las noches, da la idea de un “faro”. Sin embargo, la infraestructura turística es prácticamente nula, salvo algunas viviendas adaptadas como centros de estadías o mini hoteles (Casa del Sr. Conil como modelo o el antiguo seminario Padre Fantino, Casa de Cursillos, entre otros).

También se presiona para la puesta en valor de las Ruinas y Convento de la que fuera Villa de la Concepción, lo que ha resultado infructuoso. Sin embargo, sus pobladores sueñan con mejores tiempos, para ofertar sus roquetes, los hojaldres y los “conconetes” típicos del lugar, así como realzar la belleza del lugar con nuevos jardines.

Más publicaciones de Rafael Hernández (historiador e investigador)

¿En qué te ayudo?

Newsletters