Experiencia de mi viaje a Medellín, Colombia
- 04-Agosto-2023
- Agustina Adón Fajardo
Fue mi primer viaje internacional y la verdad es que me gustó mucho, quedé encantada y fascinada con el itinerario y todo lo que pude conocer y disfrutar en la hermosa ciudad de Medellín, en Colombia. El lema de la ciudad lo tiene bien ganado, porque allí todo florece, hay mucho colorido y muchas cosas que ver. Sin lugar a dudas esta es una de las ciudades más importantes y hermosas de Colombia, se destaca por la belleza de sus montañas, sus ríos, sus mágicas flores y su agradable clima cálido. Un destino fascinante.
Estuve en Colombia del 23 al 28 de julio de 2023 con el grupo de Quieroloma. Fue un viaje emocionante, cargado de alegría y muy placentero. Cuánta belleza en los lugares visitados, la gente es cálida, respetuosa y amable. En el recorrido pudimos visitar y disfrutar de sus atractivos, entre los que destacan El alto del Chocho (es una granja), la réplica del Viejo Peñol, El Peñón de Guatapé, con su impresionante mirador, el recorrido por la represa en bote (¡cuánto reír con las ocurrencias del trovador!), el Pueblito Paisa, la Comuna 13, el Barrio y el museo de Pablo Escobar, el Parque Pies Descalzos, Provenza, la Plaza Botero y el Hueco.
Un lugar que me dejó sin palabras, pues me impactó mucho fue La Piedra del Peñol, en Guatapé, eso está como a una hora de Medellín. El peñón se halla en un lugar elevado de la zona y es un mirador formidable, ya que desde allí puede verse el embalse de la gran represa y cuyas tinas de agua parecen islitas flotando y rodeadas de montañas y árboles. El Peñón o La piedra es un monolito de 220 metros de altura y cuenta con 740 escalones. Para subirlo es necesario tomar la escalera y subir paso a paso, aunque se llegue sudado y sofocado. Puede subirse a la cima en unos 30 a 40 minutos, aproximadamente. En la cúspide hay una tienda de artesanía y productos típicos y el turista puede degustar de un invento muy sabroso y refrescante: una michelada. Yo pedí la de queso, una verdadera delicia. Lo bueno es que en torno a la famosa Piedra hay una gran variedad de restaurantes y espacios acogedores donde cualquier persona puede disfrutar de comida típica (la bandeja paisa, entre otras sabrosuras), de cervezas artesanales, bebidas, trajes típicos y música agradable.
Escalar genera placer, hace que uno se sienta con el poder de un ave ligera y mágica. Escalar a la cima es una sensación única y especial, fortalece tu memoria y tu personalidad, quizás esta sensación fue la que tuvo el señor Luis Eduardo Villegas, el dueño de la Piedra (la heredó); él fue la primera persona que escaló el peñón en el 1954. Según nos contaron, al inicio la escalera era de madera; el dueño prohibió la construcción de ascensores y sistemas eléctricos, luego se hizo una escalera de concreto para facilitar el acceso de las personas.
También estuve en la Comuna 13. En Colombia hay diversas comunas y todas tienen su número. La comuna 13 en tiempos anteriores era un lugar marginado y donde predominaba el vandalismo, la violencia y los carteles de sustancias prohibidas liderados por Pablo Escobar. Hoy en día a pesar de sus estructuras, calles estrechas, casas pegadas unas de otras con su historia sangrienta, el barrio se ha convertido en un lugar festivo y alegre, donde se promueven los grafitis y diversas expresiones artísticas. Toda la comunidad está integrada y apoyando lo que se hace en la comuna. Su arte urbano no solo es hermoso y llamativo, sino que representa su triste historia, la violencia al mismo tiempo que celebra la llegada de los turistas con sus bailes, con hip hop, el breakdance, sus cantos e improvisaciones; en suma, una diversidad de colores y sentimientos que expresan el orgullo, la humildad y el compromiso de las personas que viven en aquel lugar y que cada día luchan para mejorar su entorno y su calidad de vida. Así dan y demuestran lo mejor de ellos y su deseo firme de que no se repita la historia.
El museo Pablo Escobar muestra una historia sangrienta, las paredes contienen todos los episodios más destacados de este narco que cometió crímenes y que provocó la desaparición y trastornos de muchas familias en el ayer, pero que construyó muchas cosas a personas vulnerables que vivían en un vertedero, por lo que muchas de ellas están agradecidas. Hoy en día (para las personas de este barrio) Pablo Escobar es un ídolo por lo que lo recuerdan con respeto ya que le construyó viviendas a más de 500 familias, aunque la historia de los hechos y sus consecuencias sea difícil de asimilar y de comunicarse.
Tuve la dicha de visitar la Plaza Botero, la cual es una donación del artista Fernando Botero, a su ciudad natal, muy de cerca pude apreciar cada escultura y el significado de la misma también conocidas como las gordas de Botero.
Entre las maravillas de Medellín no podía faltar una visita al pueblito paisa, un lugar que parece un bosque encumbrado, pero que es un mirador con una vista panorámica y sorprendente de toda la ciudad. También vimos el parque de las luces, la calle Provenza, su gastronomía (exquisita y la variada bandeja paisa), sus ricos helados artesanales de frutas, su variedad de cervezas y sus dulces.
Llama la atención la jerga o el modo de hablar de los colombianos, emplean un lenguaje muy peculiar (por ejemplo, dame un guaro, quiero una pola, qué chimba), pero lo más importante y lo que marcó mi experiencia fue la calidad humana de sus habitantes, su alegría, educación y respeto hacia los demás. Esto se debe elogiar y pregonar a los cuatro vientos.
Gracias a Quieroloma por las atenciones y por invitarme, volvería con gusto y con más ganas.