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¡Viva el turismo literario y la literatura!

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¡Viva el turismo literario y la literatura!

Desde la antigüedad, ha habido una relación estrecha entre el arte y la madre   naturaleza, en especial, entre la literatura y la naturaleza. Por eso esta última ha sido el motor de inspiración de diversas creaciones literarias, como poemas, cuentos, novelas (por ejemplo, la novela Frankestein de Shelley ) y un motón de películas. La naturaleza es el núcleo de las expresiones literarias profundas y especiales, por eso los escritores románticos la respetaban y la cuidaban como su mayor tesoro.

De modo que hay un vínculo entre las experiencias de contacto con la naturaleza (turismo) y el mundo de las letras. Por lo que Quieroloma ha decido publicar una buena selección de textos que hablan del turismo (playa, río, montañas, lagos) o bien porque estos elementos naturales han sido motivos de inspiración de los escritores. Comenzaremos publicando algunos poemas, cuentos y luego fragmentos de novelas hispanoamericanas. También es un guiño al turismo literario, ya que, aunque usted no lo crea, hay personas que toma vacaciones y compran un vuelo para visitar la casa de Hemingway en Cuba (una visita obligatoria), la casa de García Márquez, en Colombia, la casa donde vivió Víctor Hugo o William Shakespeare. Es válido, razonable y hermoso.

Un tesoro del Caribe

(Poema de Freddy Gatón Arce, dominicano 1920-1994)

      Y según llegando

el viajero asombrado descubre que la mar y sus abismos

cambian su azul ostentoso añiles y esmeraldas,

y que las aguas tocan en playas de blancas arenas bajo

los cocoteros y almendros o levantan en fulgores al

estrellarse contra los acantilados.


  Y también él avista

en  la ambigua lejanía los verdes y tornasoles de llanos

y sierras, y los rumbos limpios de los ríos que

bajan al encuentro de las olas entre arboles y al son

de vuelo de pájaros variopintos.


   Y permanecido en tierra

ve  que es el suelo maravilloso en toda estación del año,

y su gente grata y de buen servicio y halago, y su música

alegre y sentida, como es su desear.


     Y también conoce

obras de los españoles de los Siglos XV al XVIII, en las

cuales la Corona de la península ibérica emplazó, en

la costa del Océano Atlántico, el primigenio cabildo y

poblado de La Isabela, y luego, en Santo Domingo, puerto

del Mar Caribe, edificó templos, aduanas, la Real Audiencia,

la Universidad Primada, murallas, fortalezas, el Palacio

del primer Virrey colonial que hubo en América, y las

mansiones señoriales y monumentos y casas de las instituciones

europeas que los descubridores trajeron a este Continente

con sus hijosdalgos y hombres de acción y pensamiento.


   Y tal arte

de cantería y maderas preciosas deslumbra hoy en la capital

dominicana al lado de las construcciones que el devenir

arquitectónico ha ido fijando en este territorio durante

cinco centurias, y entonces se admira que el pasado

conserva aun su magia fresca junto a modernas líneas,

en ámbitos en donde los colores tropicales siguen en sus

misterios y exuberancias.

  

   Y muestra del genio

de los habitantes de la que llamaron La Española y Atenas

del Nuevo Mundo son buenas de contemplar en museos

y galerías, así como en las tiendas de venta de las

piezas artesanales que ellos crean en ámbar, larimar,

fibras, pieles y otros materiales que proveen su

subsuelo y sus bosques y áreas submarinas.


  Y por si hubiera  ocasión

y necesidad de resumir tanta belleza en pocas páginas,

he aquí que el volumen La República Dominicana, Tesoro

del Caribe anticipa en sus fotografías estupendas la gracia

de esta tierra y el mensaje con que sus hijos invitan a

todos a compartir con ellos una aventura y

un sueño memorables. Enhorabuena.

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